ENRIQUE PADIAL: EL CULTO A LA "LOCURA"
Decir que Enrique Padial es uno de los grandes pintores de nuestra "locura", de "la locura y la derrota" -como dijera León Felipe-, de esa España negra y maldita que nos pertenece y define, no es ni más ni menos que un rasgo de aproximación a este artista andaluz. Un rasgo, entre otros, que le hace pertenecer al linaje de nuestra mejor tradición pictórica. En este sentido, Goya y Valdés Leal, Mateos y Solana, son obligados puntos de referencia. Puntos que en el plano de las equivalencias literarias de Padial, encontramos en la Picaresca y "La Celestina", Quevedo, Valle Inclán y Cela.
Y si es cierto que por sus obras conocemos a Enrique Padial, no lo es menos que por sus obras nosotros nos reconocemos. Pues ahí están sus personajes, esos inconfundibles personajes que nos sojuzgan e interrogan con su inquietante mirada, para poner a prueba el corazón. "Sí, yo veo al hombre desesperanzado; incluso, el hecho de que veas en mi pintura al hombre como individualidad (difícilmente verás grupos de más de cuatro personas) quiere decir que al hombre lo encuentro solo y desprovisto de solidaridad con el propio hombre. Yo pinto a los más desasistidos y, a través de ellos, denuncio a quienes le oprimen”
Es, pues, la pintura de Enrique Padial una crónica plástica de nuestro siglo XX, ya que sus cuadros son el reflejo de nuestra propia caricatura en toda su grandeza y miseria. Pero no podemos olvidar que para ello el color, esa rica variedad cromática de sus figuras, juega un importante papel. "Efectivamente, exacto. Yo a quien caricaturizo es a la sociedad a través del hombre. En cuanto al color, es importante y, a veces, simbólico. El color para mí es una iconografía más. Generalmente, me suelo encontrar con grandes problemas en una inmensa paleta de color para conseguir todavía más colores. Los gilis les llaman gamas. No es, por tanto, gratuito... ".
Son los "locos" de Padial los locos más cuerdos de nuestra sociedad, esos locos que lo único que esperan es que el espectador los quiera. Por eso es una pintura de minorías, de inmensas minorías selectas espiritualmente y muy exquisitas a nivel humano. Mira -añade-, "cada persona lleva un loco dentro por la gracia de Dios. Esta locura que yo pinto es la sinrazón de la razón; es la contradicción que tiene el propio hombre imbricado en su sociedad".
Mis "gentecillas" por antigubernamentales, anticlericales, antitaurinos -y a lo mejor están vestidos de toreros-, antisociales -por no creer en la sociedad-, parecen locos de atar, pero no es verdad. ¡Esa es mi trampa!; son, por el contrario, la conciencia moral, el dedo en la llaga, los arrancadores de máscaras, aunque las lleven puestas y el gran antídoto para esta enfermedad socio-moral y ética que nos corroe; todo esto sin dejar de ser ellos mismos". "Más bien yo soy un pintor contradictorio. Irreverente conmigo mismo, que no en vano lo que más me gusta es reírme de mí mismo, reírme de ese otro "yo " que llevo encima. Por cierto, que a pesar de todo nos llevamos sumamente bien y en absoluta conciliación aunque estemos en desacuerdo todos los días y, esto, desde que tengo uso de razón... ¡que ya hace años...! Si yo lo ironizo es porque él me está tiranizando continuamente. Yo soy irreverente con la moral establecida, la oficial, que es, en todo caso, una inmoralidad absoluta. Ya que entiendo que lo políticamente correcto es la tiranía que impone al Poder para aniquilarnos sin piedad ni moral alguna”
"Entre Camilo José Cela y Enrique Padial hay más concomitancias que diferencias. "Para coger a España por el talle y... carretera y manta, hay que echarle espíritu, guasa y cojones a la cosa. ¡Qué pocos tenemos ese privilegio o esa incompostura!: El Arcipreste, Valle-Inclán, León Felipe, Camilo, Valdés Leal, Goya, Solana, Mateos..., y Umbral y... ".
Este es Enrique Padial, aquel que cuando niño, y en su Granada natal, pintaba los mismos faros, pescadores y barquitos de vela que su padre, un militar de aviación que siempre soñó con ser torero, le dibujara.
FRANCISCO LÓPEZ
Escritor y Crítico de Arte