LA CONCILIACION DE DOS TENDENCIAS
ESTETICAS EN LA PINTURA DE
ENRIQUE PADIAL
La singularidad del arte de Enrique Padial radica en la manera absolutamente insólita que tiene este pintor granadino en conciliar dos tendencias estéticas, no sólo heterogéneas entre sí, sino hasta antagónicas. En efecto, por una parte, cultiva un expresionismo exasperado, lleno de tensiones y violencia, del que se sirve para vehicular una subjetividad altamente pasional, agresiva y conflictiva, que gira alrededor del mundo de los hombres, de lo comunitario; por otra, practica un esteticismo trascendido, sensual, en el que toda tensión, todo conflicto, se resuelven en orden y belleza, en un equilibrio milagroso mediante el cual la razón objetiva del mundo físico, de una naturaleza entendida a la andaluza; como Paraíso, como realidad superior. La conjunción de ambas tendencias -actualizada la primera por el dibujo, por la iconología desgarrada, y la segunda, por el color- está asegurada por un muy peculiar sentido de la composición, que es dinámica y estática a la par, con tendencia a lo monumental, y que acierta a establecer una especie de "no man's land" espiritual en donde el espacio aparece provisto de una inquietante dimensión temporal.
El arte de Enrique Padial no se quiere autónomo, desligado de lo cotidiano, sino que aspira a una transfiguración, a una modificación de lo real, por intermedio de las conciencias -exige espectadores activos, prestos a hacer suyas las incitaciones del pintor-, dónde se aúna lo moral y lo artístico, entendidos como los dos modos fundamentales de asumirlo humano. De aquí, el andalucismo profundo de esta pintura, que combate el tópico según el cual los hombres del sur están pasiva y exclusivamente abocados a lo contemplativo y de aquí, también, el carácter universalista de este andalucismo, el cual, haciendo suyo el pasado, se niega a reducirse al mismo, y apela virilmente al futuro.
Esta mi versalidad de naciones la misma que tiene su pintura.
LEOPOLDO AZANCOT